Aquí ando, liado intentando expresar en imágenes novedosos conceptos de cinemática articular. Descanso y curioseo la prensa. En la local, un titular de cachorros. No, nada que ver con National Geographic. Los cachorros del PP. No quiero opinar, pero la carne de los dedos sobre las teclas es débil y, opino.
En el mismo momento en el que la política se convierte en una profesión extraordinariamente remunerada y bastante exenta de responsabilidad, ni los cachorros del PP, ni del PSOE, ni de IU, ni del Partido por la Independencia del Patio de Mi Casa que es Particular… ¿Dónde están las ideas? ¿Dónde el compromiso? ¿Dónde el esfuerzo? ¿Dónde la autocrítica? ¿Dónde está la intelectualidad? ¿Dónde la solvencia en la gestión? Sí, quizá habite yo en la ilusión y la utopía, pero mientras no empiece a escuchar respuestas coherentes y sinceras, el crecimiento de los cachorros y el enriquecimiento de los que amamantan los cachorros, me la sudan (con todo respeto, eso sí).
